Resumen
Nan Goldin es una fotógrafa norteamericana nacida en 1953 en el seno de una familia conflictiva y tocada profundamente por la desgracia y la mala suerte. Pasa su adolescencia con diversas familias adoptivas de distintas ciudades de Nueva Inglaterra, pero termina por encontrar su tribu entre los desheredados del alcohol, el sexo y la heroina.⠀
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Pertenece a la denominada Escuela de Boston de la que también forman parte otros grandes fotógrafos como Phillip Lorca Dicorcia o David Armstrong, y podemos encajar su trabajo dentro del género documental. Ella fue la primera en voltear el objetivo de la cámara para mostrar la vida al otro lado creando lo que hoy conocemos y definimos como Documental Íntimo.⠀
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Tras sobrevivir a una juventud peligrosa y el paso por una clínica de desintoxicación, Goldin sigue trabajando en su fotografía y compartiendo sus conocimientos en la Universidad de Yale, donde es profesora.⠀
La escena fotográfica neoyorquina de la década de los 80 se caracterizó por la presencia de los apropiacionistas de la llamada «Generación de las Imágenes» y sus teorías posmodernas de la mediación. La implacable exposición en primera persona que Nan Goldin realizo de su propia experiencia, rompe con ese modelo y da pie a una generación al completo de artistas que surgirá en los 90 para poner en el punto de mira del interés fotográfico en cuestiones relacionadas con la realidad y la fuerza de la imagen fotográfica.
El trabajo de Goldin es doloroso e introspectivo y despierta en nosotros una extraña empatía. Ella pone, sin tal vez ser muy consciente de ello, la primera piedra en la construcción de un nuevo género fotográfico: el documental íntimo, una especie de trabajo documental «inflitrado», que se hace desde dentro porque se forma parte de esa realidad que se está fotografiando.
Este tipo documental íntimo no mantiene la distancia entre el fotógrafo y lo fotografiado, sino que establece una identificación y solapamiento total entre ambos términos. No solo vuelve el objetivo de la cámara hacia sí misma, sino que lo hace desde la posición de poder y privilegio que le concede la pertenencia al grupo fotografiado.
Self Portrait in Kimono with Brian, NYC, 1983
© Nan Goldin
La sinceridad y el apetito voraz por la verdad de Goldin se podrían interpretar como una reacción personal hacia su propia educación de clase media en un barrio residencial de la ciudad de Washington y contra el silencio de su familia cuando su hermana se suicidó a los dieciocho años. Siempre ha manifestado que su fotografía versa sobre la empatía y que su mayor interés es simplemente lograr sentir lo que sienten las otras personas: –Existe un muro de cristal entre las personas y yo quiero romperlo.-. La cámara pues, se convierte en una extensión corporal de la vista. Para ella, hacer una fotografía es una forma de tocar a alguien, una caricia.
❝Si eso fuera posible, me gustaría que no hubiese ningún mecanismo entre mi y el momento de fotografiar. La cámara forma parte de mi vida cotidiana, tanto como hablar o comer o el sexo. El hecho de fotografiar no crea distancia, sino que es, para mi, un momento de claridad y de conexión emocional.❞
En lugar de mantener la distancia habitual entre la fotógrafa y lo que fotografía, Goldin se identifica con ello, es objeto y sujeto de su fotografía al mismo tiempo, a partes iguales. No hay adornos ni engaños, solo aconteciomientos reales que pertenecen a vidas reales y que raya en el dolor en demasiadas ocasiones.
El uso poético de la luz junto con el dramatismo y la riqueza de las imágenes en color, compensan las toscas representaciones de Goldin de sujetos normales y poco atractivos que son captados en situaciones tan diversas como cotidianas: llorando, orinando, duchándose, consumiendo drogas, durmiendo, masturbándose y practicando sexo.
Lavender Landscape 2002
© Nan Goldin
Las fotografías de Goldin son un homenaje constante a sus jóvenes amigos y a sus exuberantes estilos de vida, pero también tratan acerca de la vulnerabilidad, la violencia y la mortalidad cuando retrata la muerte de conocidos que van sucumbiendo lenta e inexorablemente al SIDA.
Muchas imágenes se preocupan de la autorreflexión, por lo que a menudo se pueden ver espejos, ventanas y reflejos en sus fotografías. Personas enfrentadas a estos elementos en poses pensativas o ausentes van a ser un tema recurrente en su trabajo.
Las mujeres reflejadas en el espejo sugieren una introspección que demuestra un placer y erotismo autocontenidos. Estas fotografías creen en la juventud y en la expresión desinhibida de la atracción sexual. Incluso cuando las relaciones son destructivas y violentas, las imágenes de Goldin nos enseñan cómo las personas se aferran a sus semejantes, tratan acerca de la necesidad del otro, una dependencia que resulta totalmente adictiva.
Joey in my mirror, Berlin, 1992
© Nan Goldin
Nan Goldin irrumpió en nuestros corazones de la misma implacable manera que lo hizo en las salas de arte durante los años 80. Su exposición «Balada De La Dependencia Sexual» con la que narra en primera persona su propia experiencia cruda, física y sin adornos, rompe con los discursos y modelos fotográficos anteriores y abre un nuevo camino para toda una generación de fotógrafos que habrán de documentar los territorios más íntimos. Aquellos en los que no se mantien la distancia entre quien fotografía y lo fotografiado, aquellos en los que se establece una identificación y solapamiento total entre ambos términos.
Hoy más que nunca se hace necesaria la revisión y continuidad de su obra. En un mundo en el que la fotografía ya no deja que las cosas sean lo que son en realidad, sino que sean más o menos, algo totalmente modificado y distorsionado que ya nunca ofrece una visión de la vida tal y como sucede, necesitamos, cada vez más, a Nan Goldin.
❝Se trata de dejar que sea lo que es. Y no tratar de que sea más o menos, de modificarlo. Lo que me interesa es captar la vida como se está viviendo, con su aroma y olor, y mantenerlo en imágenes.❞
Me ha encantado!!! algunas expresiones, luces y gestos te hacen casi estar allí, con ellos. Me chifla!! gracias!
Muchas gracias Mónica!. Gracias a ti por dejarnos tu feedback. Abrazo!