Vivian Maier

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He de confesar que no las tenía todas conmigo el día que fui a visitar la exposición de Vivian Maier en la Fundación Canal el pasado verano. Mis reservas tenían mucho que ver con la apropiación de la figura de esta artista por ciertos sectores que, de salida, se me antojan bastante gordos y antipáticos, y no estaba muy segura de hasta qué punto se trataba solamente de una excéntrica historia que un día cualquiera se volvió atractiva a los ojos de los medios y los centros de arte por los beneficios comerciales que en un momento dado pudieran conseguir con ella.

Pero había algo de lo que sí estaba segura. Y es que cuando contemplaba la obra de Vivian Maier sentía que estaba ante algo familiar, algo que me evocaba sensaciones de dejá-vú. Veía fotografías que de algún modo ya estaban en la Historia y que independientemente de todo lo demás, me gustaban y me emocionaban, por lo que decidí conocer más sobre ella, estudiarla y visitar esta exposición que ha sido por cierto una de las más vistas y alabadas dentro de lo que fue el circuito PHE 2016.

Fue todo un acierto. No sé si podré explicar bien la mezcla de pensamientos, sensaciones y emociones que me recorrieron mientras observaba con asombro y atención cada una de las instantáneas. Me resultó fascinante la calidad técnica, lo buenísimas que eran en sí todas las fotografías y la sencillez y limpieza visual con la que estaban compuestas. Por un momento me recordaron a algunos clásicos de la fotografía (elefantes sagrados), pero solo por un momento porque después llegó algo que no suele sucederme y tiene que ver con la empatía, con la compasión, con la conexión que súbitamente y sin saber por qué, sientes al observar algo de lo que formas parte. No sé… durante el tiempo que estuve allí pasé de la sorpresa a la admiración para terminar disfrutando como una niña con sus experimentos y juegos de color. Recuerdo que le pregunté a Martín: «¿Te imaginas qué habría sido de estas fotografías si las hubiera hecho un hombre?. ¿Tardarían tanto en reconocerlas?¿Tendrían entonces las instituciones los mismos problemas para trabajar con material postumo de un artista desconocido?». Realmente allí plantados, entre las fotos de Vivian, encontramos muchas respuestas y nos formulamos otras nuevas. Todo es un misterio excitante en torno a la vida de esta mujer. Su forma de ser y su gran capacidad para capturar con ironía y compasión los detalles más insignificantes de la vida cotidiana dentro de una ciudad.

 

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Todo comenzó gracias a John Maloof, que allá por 2007 estaba realizando un trabajo académico para una Sociedad de Historia Local de Chicago. En concreto se trataba de un libro que trataba sobre cómo habían evolucionado a través del tiempo y desde el punto de vista de la arquitectura y el espacio, los barrios de dicha ciudad. Bien, pues para el montaje de este libro iban a necesitar una serie de imágenes históricas en las que se visibilizase dicha evolución y en las que los lectores pudieran contemplar los cambios estructurales que se habían ido realizando en determinadas zonas de Chicago. En la búsqueda de esas imágenes, Maloof fue a parar a una casa de subastas en la que por unos 380 dólares se hizo con una enorme caja de material fotográfico. Resultó que muy poco de lo que allí había sería relevante para el fin que perseguía en ese momento, así que la caja se quedó almacenada en uno de sus armarios durante un año. Pero aquella decepción inicial no restó valor o interés por el trabajo fotográfico que en ella se almacenaba. Comenzó entonces una reconstrucción y busqueda de Vivian Maier que culminó con la publicación de este documental y la visibilización a nivel mundial de la obra de esta enigmática y misteriosa mujer.

 

 


 

Hay mucho de titular en la historia de Vivian Maier, es como si todas las piezas del puzzle estuvieran predestinadas a encajar para crear un misterio dentro de otro misterio. Una niñera cualquiera que acarreaba toda su vida en cajas allá donde fuera y que en su tiempo libre fue capaz de crear un universo paralelo en el que la fotografía era el medio de transporte que conseguía sacarla de su caparazón y abrirle una ventana hacia el mundo exterior. Un mundo que tal vez amaba y odiaba a partes iguales.

La obra de Vivian Maier va mucho más allá de lo fotográfico y ese es su verdadero valor. Por eso conecta instantáneamente con el público, porque versa sobre la gente y es tremendamente humana y conmovedora. Hay mucha ternura tras las imágenes de esta fotógrafa, y creo que muchos de nuestros miedos más ocultos salen con ella a la superficie mientras se va mostrando y revelando ante nuestros ojos. ¿Merece la pena lo que hacemos? ¿Es la fotografía un medio de comunicación masivo o también tiene mucho de diálogo con uno mismo?¿Fotografiamos lo que somos, lo que anhelamos, lo que tememos? ¿para qué lo hacemos? ¿cuántos fotógrafos y fotógrafas más como Vivian Maier quedarán sepultados para siempre en el olvido? ¿Por qué el mundo del arte rechaza en primera instancia un trabajo de gran calidad sin apreciar o tener en cuenta lo que le gusta a la gente normal? ¿Es el arte un artículo de lujo que solo podemos contemplar en los lugares designados para ello o por lo contrario es algo que todos llevamos dentro y somos capaces de apreciar?.

Le he dado muchísimas vueltas al hecho de escribir o no esta entrada, porque generalmente en nuestro apartado de fotógrafos prestamos más atención a otras líneas de trabajo más contemporáneas. También porque se ha investigado tanto sobre ella en los últimos años y ha tenido tantísimo impacto esta información en los medios y redes sociales, que siento como que no aportamos nada nuevo, que el campo está ya muy trillado y que estos renglones no van a ser más que una raya en el agua. Pero aquí estoy, tocada por dentro por un fenómeno que consiguió acumular sin revelar más de dos mil rollos de película, unas cinco mil copias fotográficas impresas y más de ciento veinte mil negativos que se sepa. Una viajera que se presenta en tu casa sin pasado y casi sin identidad. Un enigma que desapareció del mundo sin saber que sería internacionalmente conocida y elevada al pedestal de los más grandes de la Fotografía.

 

Lo dejamos aquí, con uno de nuestros videos Must dedicado íntegramente a ella, supongo que por una mezcla de admiración y débito hacia una mujer fotógrafa que pasó de puntillas por la vida pero que dejó tras de ella una más que gratificante brisa fresca.

 


 
¿Tú también tienes una historia de amor con Vivian Maier?
¿Fuiste a ver la expo en Fundación Canal?, ¿qué te pareció)
¿Nos cuentas qué cosas sobre ella o su fotografía son las que más te han impactado?

 


 

Si disfrutas con este tipo de monográficos, revisa la categoría del blog. FOTÓGRAFOS . Allí encontrarás mucha más información sobre otros autores y autoras contemporáneas.

 

8 Comentarios
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  • Tania

    Me siento tan identificada con cada una de las cosas que escribes! Estuve toda la exposición flipando sala tras sala. Desde arquitectura, retratos, autorretratos, byn, color… esta mujer hacía cosas increíbles! Una de las cosas que más pensaba mientras veía su trabajo era que casi nunca revelaba nada! No era consciente si tenía que mejorar o no, si salían nítidas o no, sólo seguía fotografiando! Durante décadas! En fin que no voy a decir nada que no se haya dicho ya sobre ella, una verdadera genia!ResponderCancelar

    • Hola Tania!
      Supongo que el hecho de que comprar y revelar/copiar material fotográfico en aquella época era mucho más caro económicamente hablando que en la actualidad. Hoy en día todo es rápido, casi instantáneo y prácticamente a coste cero o prorrateado en nuestra factura de la luz. Al parecer ella era una persona que iba con lo justo y que además fue capaz de ahorrar para realizar un viaje alrededor del mundo!
      Todo esto entraría dentro de lo normal si la historia, tal como nos la han contado es real claro..
      Saludos!!ResponderCancelar

  • cristina ortega

    Gracias Bea por esta entrada ♥
    Yo no pude ir a la expo en Madrid y me peno mucho. Me parece increible el trabajo de esta mujer, no se como lo pudo hacer para vivir esa doble vida ni llegar a hacer esos retratos que tiene en la calle, pero tengo que decir que me sentí incomoda viendo el documental, como si estuviera entrando en la vida de alguien, en sus miserias y su lado oscuro sin quererlo. Hubiera preferido no verlo y también el hecho de que ella quizas no quería ver su trabajo publicado me causa controversia…
    Gracias por esta preciosa entrada, Un beso a los dos!ResponderCancelar

    • A mi me pasa exactamente lo mismo Cris. Las fotografías me encantaron, me parecieron buenísimas y la exposición estaba muy bien montada en cuanto a lo que a la instalación en sí se refiere.
      Pero después tengo serias dudas, muy serias dudas, con todo lo demás. Partiendo de la veracidad o no de la historia que se nos ha contado y siguiendo con el tema de si es ético o no mostrar algo que la persona que lo creó originalmente decidió no exponer al juicio público.
      Maloof no me ofrece mucha confianza y, aunque no dudo de su buena voluntad, no dejo de pensar en el negocio que está haciendo con el trabajo de otra persona. No se me olvida el hecho de que esperó dos años a encontrar la nota del obituario de Maier para lanzarse a divulgar su obra, ni tampoco que él y su familia son de esos «expertos» en ir buscando cosas de valor o a las que sacarle un beneficio en las casas de subastas… en fin… que buena vibra en ese aspecto no me da la historia que se ha creado entorno a la figura de Vivian Maier.

      Gracias por dejarnos tu opinión! Besos!ResponderCancelar

  • elizabethpv

    ¡Amo a Vivian Maier!

    Sus fotos son tan hermosas, como tú ya las había visto y revisto en la red, me compre un libro sobre su obra y me he visto la película unas cuantas veces.
    Al igual que tú me pasó lo mismo al ver la expo, ya lo conocía, ya lo ví…pero no era lo mismo, era como si ella estuviera allí, además a grandes formatos le descubres nuevas cosas, haces una mirada diferente sobre lo que ya has visto.

    Me encantó, verla tan cerquita a Vivian.

    Yo pienso que ya el misterio de cómo se encontró su obra, y que tuvo la suerte de que esa gran obra este en manos de un chico como John Maloof, que le dio valor, se preocupo y ocupo de mostrarla, quizá en un afán curioso o lúdico, pero nos lo mostró que es lo importante.

    Y que incluso a él lo llevó hacer street también https://www.flickr.com/photos/ragstamp

    Sí, si Vivian se hubiera llamado Peter, o David, la historia sería diferente, eso seguro.

    La otra coas que me seduce de ella, es por que el anonimato, pero por que los autorretratos, es como un sí, soy yo la que tomo las fotos, soy yo, Vivian.
    Pero me escondo por que mi historia personal es dolorosa, y trato de buscar normalidad en la demás gente, y quiero pertenecer a esa «normalidad»….

    Y todo esto también es lo bonito de ella, que nos sigue permitiendo jugar a «Descubrir a Vivian Maier».ResponderCancelar

    • jajaja yo también tengo una historia de amor con ella o al menos con la idea que se ha constuido sobre quien era Vivian Maier.

      ¿Te acuerdas cuando fuimos a ver la exposición de Fontcuberta en Madrid? ¿lo que aprendimos sobre fotografía y verdad y también lo que nos reímos con sus historias construidas como la del astronauta? ¿Quien nos dice a nosotros que la imagen, la personalidad, la obra entera de esta fotógrafa-niñera, genio-marypoppins, no es más que la construcción de alguien que nos ha querido vender un producto comercial?

      A lo mejor eso explica el por qué los centros de arte y museos no quisieron saber nada de este legado inicialmente. Como yo soy muy antisistema para todo y también para el arte lo atribuyo a que las élites siempre pretenden definir lo que puede ser arte y lo que no, pero luego me paro un poco a pensar y resulta que al final pueden tener muchos motivos para actuar así como por ejemplo preservarse ante un montaje o por lo menos ante algo que no es 100% verdadero.

      Me parece que este debate sobre Vivian Maier es el realmente interesante.

      Un besazo Liz, muchísimas gracias por dejarnos siempre unas palabras en las entradas del blog. Sin vuestras opiniones esto sería un monólogo de lo más aburrido!! ResponderCancelar

  • adara27

    Hace tiempo que me enamoré del trabajo de Vivian y creo que fue a raiz de ella y algunos otros fotografos que me apasiono la fotografia de calle.

    Tiene una magia y sencilles por captar a las personas y el el alma de ellas que es unica.

    Lo gracioso es que durante unas vacaciones en Amsterdam hubo una exposición de Vivian a la que no pude ir y, despues me vine a Chile y resulto que nuevamente daba una exposición y en esta ocasión si que pude ir. Sentí que efectivamente se convertiría en una de mis fotógrafas de referencia.

    Un gran documental que nos hizo amar aun mas su trabajo.

    Detrás de cada camara hay un fotografo y una historia, conocerla es fundamental.

    Un saludo!ResponderCancelar

  • La piel de gallina. Estoy repasando todos vuestros posts de fotográfos. ¿Cómo se me habían pasado antes? A Vivina Maier como comentas, me pasaba un poco igual, es super mediática su historia. Pero como mujer, sentía una gran empatía y siempre me ha gustado su obra. Imaginarmela robando fotos siéndo mujer en esa época no debía ser cualquier cosa.¿Te imaginas? Vvian tuvo una infancia e imagino vida dura pero tuvo acceso a la fotografía y convivió un tiempo con su madre con Jeanne Bertrand. Tampoco era una simple niñera. En el vídeo que habéis montado he podido descubrir imágenes que no conocía y me ha impresionado muchísimo su calidad, todo lo que emiten. Sus retratos son brutales. Sin duda una pionera y a la altura de los mejores.ResponderCancelar

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